LAS BANDERAS


Es la primera vez que tengo claro lo que quiero decir, pero no sé por donde empezar, así que empezaré por el concepto que da título a este artículo: las banderas. Si lo pensamos bien, las banderas no son más que trozos de tela de colores: a lo largo y ancho del mundo y de la historia, los pueblos se han matado por trozos de tela de colores. ¿Ridículo, no? Efectivamente, absurdo e ilógico.

Sin embargo, a pesar de ser mía la afirmación anterior, le reconozco una gran carga demagógica propia del "buenismo progre" reinante en los últimos tiempos, así que quiero matizar. Esos trapos de colores son símbolos de cosas muy importantes: tu tierra, tu pueblo, tu patria... pero también tus leyes y tus derechos.

Tu tierra, tu patria, tu "nación" sentimental no la eliges, es por la que sientes, la que te emociona, la que amas y de la que sientes como tuyos sus logros y orgullos. Como la propia madre, que la de cada uno es la mejor, aunque sepamos perfectamente que no es cierto. Nadie te puede obligar a sentir como tuya una bandera que no representa a "tu madre patria", pero al final, ese sentimiento es algo individual que no debería importar a nadie.

Sin embargo, no sólo tenemos una única bandera que nos identifica, tenemos bastantes más; pero el hecho de sentir más a una, no quiere decir que tengamos que odiar a cualquiera de las otras. No sólo eso, debemos respetarlas porque en la mayor parte de occidente representan la democracia, la justicia y el estado de derecho.

Y ahora, por fin, me voy al caso que nos ocupa. Nadie nos obliga a sentir emoción por la bandera española, pero sí debemos respetarla y, sobre todo, valorarla ya que es el símbolo de la Constitución, de la transición, de nuestra historia y la lucha por las libertades de las que disfrutamos. Me siento demócrata y libre, disfruto cada día de un estado de derecho que no siempre existió y eso se lo debo a mucha gente que peleó, sufrió y cedió por conseguirlo. En España tendremos muchos defectos y problemas (como todos los países) pero nuestro sistema actual se construyó con el esfuerzo de muchos, de gente que sí sabía lo que era la represión, el fascismo y la limitación de libertades. Construyeron un estado democrático y firmaron una Constitución entre personas que no hacía tantos años estaban enfrentadas con armas. ¿Que la Constitución y el sistema no son perfectos? Por supuesto, hay mucho que mejorar, retocar, cambiar, añadir y quitar. Trabajemos todos para ello.

Me siento orgullosa de eso, de esa historia, de esa lucha, de vivir en un país democrático y creo que debo respetarlo aunque "el trapo de mi corazón" sea otro.




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